Cicatrices: cortes físicos y energéticos que afectan a nuestras facies y bloquean los meridianos de acupuntura provocando multitud de síntomas: operaciones, piercings, tatuajes, pendientes, vacunas, episiotomías, etc.
“Sin piel no sabemos qué es lo de dentro y qué es lo de fuera”.
“Sentir a través de la piel es una de las cosas más bellas de la vida”.
Todos tenemos cicatrices que nos acompañarán para siempre porque son señales de vivencias integradas o no superadas. La primera cicatriz viene con el nacimiento, el ombligo la separación de la madre, la conexión con la vida fuera del vientre materno y que expresa el mundo emocional de cómo se cortó el cordón umbilical.
Hoy en día se sabe que hay que esperar a cortarlo hasta que deje de latir, así como que es mucho mejor si esta desconexión la realiza la madre como en la naturaleza. Y aunque también puede hacerlo el padre como símbolo de amor a su hijo, lo ideal es que sea la propia madre quien lo haga como inicio de independencia.
El ombligo es una cicatriz muy emocional y al testarlo, se puede ver la relación con la madre y si por ejemplo había vueltas de cordón en el nacimiento.
El nacimiento y la cicatriz están unidos al igual que nacer y morir. Las cicatrices pueden desarrollarse bien y ser sanas o quedarse como tóxicas con todos los trastornos que puede conllevar. Si son sanas no habrá ningún problema con ellas, pero de ser tóxicas pueden acarrear multitud de síntomas.
Una cicatriz patológica no tratada puede suponer un obstáculo para la curación y bloquear las terapias que se estén realizando, incluso por sí sola pueden provocar patologías.
La cicatriz es un corte a nivel de los tejidos celulares, esta lesión implica un cambio en la información de las membranas celulares, ya que se cambia la polarización de los tejidos registrada a nivel del córtex. La circulación de la energía se encuentra perturbada en la cicatriz, consume energía, provoca estrés al sistema y nos resta capacidad de adaptación al medio pudiendo traer como consecuencia diversas patologías y muy especialmente una pérdida en la flexibilidad en el cuerpo.
Esta flexibilidad se puede llevar a todos los sistemas porque provoca un estrés continuo para nuestro organismo. He sido testigo de grandes cambios a nivel cognitivo después de haber corregido una cicatriz tóxica, ya que las cicatrices nos pueden quitar flexibilidad no sólo física sino mental.
Recuerdo a Blanca a la que tras quitarle tres cicatrices tóxicas era capaz de comprender chistes o el sentido de la ironía, cosa que antes le era imposible. Logró entender chistes que esa misma mañana le eran indescifrables, era como si su mente hubiera cambiado tan sólo con equilibrarle esas tres cicatrices. No es difícil imaginar el gasto energético que le suponían.
Las cicatrices pueden ocasionar problemas a nivel facial, energético, emocional y bioquímico. Es como si el cuerpo no reconociera esa parte del cuerpo, ya que en muchos casos los hemisferios cerebrales pierden la conexión y uno de ellos se queda bloqueado ante la información de la cicatriz.
La piel es un elemento fundamental de la estereocepción corporal y el soporte de los meridianos y puntos de acupuntura. Por lo que cualquier cicatriz dérmica puede provocar patología aunque su aspecto sea saludable con independencia de su tamaño.
Desde el punto de vista energético, las cicatrices provocan interferencias y en ocasiones, dependiendo de la localización, pueden incluso cortar algún meridiano, constituyendo un estrés muy importante para el cuerpo. La resistencia eléctrica de la piel normal es de 50 KOhm, esta cifra se incrementa a 100 – 150 KOhm a nivel de la zona de la cicatriz, y si se convierte en un campo disrupcional energético, el valor de la medición se dispara a 1000 – 1500 KOhm.
Desequilibrios posturales por acción sobre los esteroceptores cutáneos: el sistema tónico postural consta de una serie de receptores entre los que se encuentra la piel. Las cicatrices mandan información a los centros superiores, que responden transmitiendo una respuesta eferente a los músculos estriados, cuyos receptores situados a nivel de los tendones (aparato de Golgi), pueden provocar un reflejo miotático que modifique la postura. Una cicatriz medial anterior puede asimismo
provocar un desequilibrio anterior del centro de gravedad corporal, asociado generalmente a un plano escapular anterior; y una cicatriz lateral, inducir a rotaciones posturales.
Algunas cicatrices hipertrópicas pueden provocar desequilibrios metabólicos debido a una secreción de adrenalina inducida por el cierre brusco de los capilares arteriovenosos. Pudiendo ser las consecuencias clínicas dispares, desde una distonía neurovegetativa a una espasmofilia. Por diversos motivos algunas cicatrices, pueden convertirse en tóxicas, conllevando variados problemas físicos e incluso emocionales muy difíciles de relacionar con la cicatriz sin el test muscular
de kinesiología. Las cicatrices pueden ser reservorios de virus, bacterias, parásitos, hongos o diversos microorganismos, y hasta que no se equilibra el campo magnético, seguirán mostrándose síntomas muy difícilmente relacionados para cualquier persona que se dedique a la noble tarea de ayudar a encontrar la salud de sus congéneres. Con la kinesiología o el test muscular se pueden relacionar síntomas con cicatrices, y con la kinebiomagnética realizar una desinterferencia de los
campos magnéticos interferidos.
Síntomas o patologías de cicatrices tóxicas:
• Aversión y malestar al contacto con la cicatriz.
• Picores.
• Sensibilidad distinta con respecto a zonas contiguas a la cicatriz.
• Partes insensibles.
• Sensación de ardor.
• Molestia ante los cambios climáticos.
• Dolor al contacto, incluso aparición de gránulos e inflamación.
• Cicatrización lenta e infección, sobre todo si ha sido intervenida varias veces.
• Falta de flexibilidad en la zona de la cicatriz y en todo el cuerpo al bloquear las facias del cuerpo.
• Color diferente a la piel (de muy pálida a muy rojiza) más cercana o a lo largo de la cicatriz.
• Queloides, lesiones de la piel por un crecimiento exagerado del tejido cicatricial.
• Fracasos en el tratamiento homeopático, acupuntor o de otra índole.
• Disminución del rendimiento deportivo de élite.
• Trastornos funcionales debidos a una espasmofilia como son los acufenos, la disfagia y la sensación de globo. La cirugía tiroidea puede ocasionar disfagia debido a una cicatriz disruptiva.
• Patologías endocrinas crónicas como diabetes.
• Descompensación de la tensión arterial, tanto hipertensión como hipotensión ortostática.
• Distonía neurovegetativa.
• Cefaleas y migrañas crónicas.
• Cansancio y fatiga corporales.
• Alergias que pueden fluctuar desde una simple rinitis a un asma.
• Alteraciones metabólicas como la obesidad.
• Cenestesias y sensaciones diversas, ya que una cicatriz disruptiva puede ser tanto hiperestésica como hipoestésica e incluso anestésica.
• Eccemas.
• Alteraciones del equilibrio y de la postura en bipedestación por afectación del sistema tónico postural.